Enseñar a usar la IA a estudiantes y familias: reflexión y materiales



Cuando salió el buscador de Google allá por 1997, vino a sustituir hábitos de trabajo escolar, y lo hizo a través de una exploración natural del estudiante, una zambullida sin criterios ni conocimiento del medio digital. Muy pocos docentes enseñaban a sus estudiantes a saber usar el Google, facilitando una búsqueda eficaz y segura. Simplemente dejaron que el estudiante se manejara solo en ese nuevo ecosistema de información que acabaría con la búsqueda en bibliotecas o el uso de otros medios tradicionales de lectura. Años después vinieron las quejas y lamentos. Ya no se esfuerzan, esto va a acabar con la lectura comprensiva, buscan en fuentes de dudosa credibilidad... No prepararnos llevó a ese lamento infértil. Simplemente nos arrolló el tsunami tecnológico por dejadez, pereza, rechazo, miedo, o quizá ignorancia. 

Hoy con la IA el panorama sociológico no es diferente, solo que el impacto sobre la cultura de trabajo de estudiantes y docentes es aún más virulento y rápido. Google tardó muchos años en impregnar esa cultura. Chat GPT y los que le siguieron han tardado 3 años escasos en cambiar la forma en que se busca contenido, se aprende, se comunica y, más lentamente pero determinante, se trabaja. Las reacciones también son similares: rechazo, escepticismo, prohibicionismo, uso pasivo, formación escasa. Y mientras tanto, este nuevo medio digital arrasa con las viejas formas de interacción con la tecnología y reconfigura el acceso a la información. Los estudiantes usan la IA sin criterios, cada vez de forma más invasiva en su vida académica y personal, mientras en la escuela seguimos con debates escolásticos y sin afrontar una formación necesaria. Cada año que pasa estamos más lejos de tomar esas riendas desbocadas. 

Primer error: Creer que la IA se aprende sola. No, al igual que cualquier nueva herramienta requiere un aprendizaje y práctica. Y para eso estamos los docentes, para enseñar a usarla con cabeza. Empezando por nosotros mismos. Hay que probarla y evaluarla, para después insertarla en el aula. Pero a la vez que se inserta, hay que enseñar a usarla, porque el estudiante ya viene de casa con hábitos asentados de uso
  • prompteo simple, sin secuencia de razonamiento, 
  • copia directa de la respuesta, sin mediar filtro ni adaptación del contenido. 
No hacerlo lleva a lo que llevó el resto de tecnologías: desconfianza y rechazo. Mientras tanto, el estudiante, en su casa asienta una cultura de trabajo que sigue afectando a su proceso de aprendizaje, aunque creamos que con prohibir móviles o obviar el tema la tormenta amainará. No lo hará.

Sabemos que estos hábitos distópicos de uso de la tecnología se inoculan sobre todo fuera del aula, en las relaciones entre iguales y en sus casas. De ahí que una estrategia razonable de educación en un uso sano y eficaz de la tecnología pasa por:
  • enseñar a los estudiantes a usarla
  • e implicar a las familias en ese proceso.
En los llamados planes de capacitación digital, debiera incluirse ya la IA generativa como parte de las estrategias de centro para su buen uso. Pero ¿de qué sirve educar desde la escuela si después llegan a casa y se mantienen los hábitos tóxicos? Hay que dialogar con las familias, tender puentes. Que ellos comprendan y apoyen  lo que se hace en el aula y se impliquen en la adquisición de hábitos sanos en el uso de esas tecnologías. 

Como no quisiera que esta reflexión se quedara solo en eso y traspasara el inocuo territorio de la teoría, te propongo algunos materiales de apoyo por si te sirven para llevar a tu aula o plantearlos en equipos de trabajo entre docentes y/o con las familias. 










Contiene diversos materiales didácticos

Guía práctica para estudiantes

Debate generacional para reflexionar juntos familias y estudiantes

Iré subiendo aquí debajo algunos materiales más.

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