EtimoExplora: el asistente conversacional que convierte la etimología en una aventura educativa
¿Y si las palabras que usamos a diario fueran como ruinas antiguas que esconden historias, raíces y secretos de nuestro pasado? ¿Y si tu alumnado pudiera explorarlas como si fuesen arqueólogos del lenguaje, descubriendo significados, conexiones culturales y raíces comunes entre disciplinas? Así nace EtimoExplora, un asistente conversacional creado con inteligencia artificial para convertir la etimología en una herramienta didáctica viva, creativa y significativa.
En este post te cuento cómo funciona, cómo puedes usarlo en tus clases y cómo puede ayudarte tanto si eres docente como si estás aprendiendo español.
¿Qué es EtimoExplora?
EtimoExplora es un asistente de IA diseñado para acompañar a docentes y estudiantes en el descubrimiento del origen, evolución y conexiones culturales de las palabras. Se presenta como un explorador lingüístico, una especie de arqueólogo del vocabulario que guía de forma adaptativa y gamificada a quien lo use, con propuestas ajustadas al perfil de la persona, su nivel, su edad, su variedad dialectal e incluso su idioma de origen.
¿Para quién está pensado?
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Docentes de Primaria, Secundaria, Bachillerato, FP o ELE que quieren introducir la etimología de forma transversal, lúdica o como recurso de ampliación o motivación.
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Estudiantes de todas las edades interesados en entender mejor el español y sus raíces.
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Estudiantes de español como lengua extranjera, ya que el asistente se adapta cultural y lingüísticamente al nivel del usuario.
¿Cómo funciona?
Al comenzar, propone elegir entre dos rutas:
Modo Docente
Una vez seleccionado, el asistente realiza un breve diagnóstico (etapa, nivel, tiempo disponible, finalidad de la actividad) y permite:
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Explorar palabras clave del currículo.
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Crear actividades gamificadas (retos, juegos, ruletas, escape rooms).
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Generar materiales exportables (fichas, mapas, mini-historias).
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Diseñar dinámicas interdisciplinares conectadas con Historia, Filosofía, Ciencia…
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Iniciar debates sobre el uso actual de ciertas palabras o su carga cultural.
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Exportar un informe de uso con competencias, logros e ideas para ampliar.
Modo Estudiante
Adapta el tono y la complejidad al nivel y edad del usuario. Ofrece rutas como:
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“Jugar al detective etimológico” con pistas para adivinar el origen de palabras.
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“Inventar palabras nuevas” a partir de raíces reales.
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“Buscar palabras escondidas en canciones, pelis o memes”.
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“Explorar el origen de palabras comunes” con historias narradas y retos.
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Ir desbloqueando logros o insignias lingüísticas que estimulan el progreso.
Ejemplos de uso en el aula
En clase de Lengua (ESO): Juego de Pasapalabra etimológico
Objetivo: Reforzar vocabulario académico a través del juego y la etimología.
Pasos a seguir:
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Abre EtimoExplora en modo Docente.
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En el diagnóstico, indica:
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Etapa: ESO
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Tiempo: 30 minutos
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Finalidad: repasar vocabulario curricular
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Elige la opción Crear una actividad lúdica.
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Indica el tipo de dinámica deseada: Pasapalabra etimológico.
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Señala un tema (por ejemplo, ciencias naturales) y el nivel.
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EtimoExplora generará automáticamente un tablero con 10 a 20 palabras:
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Con su definición basada en raíces
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Letras iniciales y pistas
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El asistente propone también una forma de jugar por equipos.
Puedes proyectarlo en clase, dividir a los alumnos en grupos y premiar al que complete más palabras correctamente.
En clase de ELE (B1): Exploración intercultural de expresiones
Objetivo: Comprender diferencias culturales y usos dialectales del español.
Pasos a seguir:
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Abre EtimoExplora en modo Estudiante (adaptará el lenguaje al nivel B1).
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En el menú inicial, elige 🔎 Descubrir el origen de una palabra que uso mucho.
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Escribe o di palabras como: ordenador, coger, guagua, platicar, chamba...
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El asistente detectará la variedad dialectal, explicará su etimología, sus variantes regionales y uso actual.
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Puedes seleccionar el formato Conexión cultural inesperada para vincular la palabra a vídeos, música o anécdotas culturales.
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El asistente puede generar un reto creativo como:
“Haz una mini entrevista a otro estudiante usando 3 de estas palabras en contexto correcto.”
Puedes pedir que comparen las palabras con las de su lengua materna y creen un mini glosario comparativo.
En actividades creativas o talleres: Inventar palabras con raíces reales
Objetivo: Fomentar la creatividad lingüística e introducir vocabulario técnico de forma lúdica.
Pasos a seguir:
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Abre EtimoExplora en modo Estudiante o Docente (ambos funcionan).
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Elige la opción Crear una palabra inventada con raíces reales.
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Di el tema deseado (ej. viajes, tecnología, superhéroes...).
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El asistente propondrá raíces posibles (ej. chrono, ludo, astro, bio...) y combinará varias para crear una palabra nueva:
“Ludocronauta = el que viaja en el tiempo a través del juego”
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El asistente sugiere un significado y ejemplos de uso.
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Opcional: selecciona Ficha visual o Logo inventado.
Puedes pedir al alumnado que diseñe un cartel o que presente su palabra como si fuera una propuesta para un diccionario del futuro.
Consejos de uso
- Empieza con una palabra que tenga carga emocional o cultural: familia, idiota, pasión, libertad, amor, error, etc.
- Usa el modo estudiante en proyección para que toda la clase participe: pueden votar las opciones o resolver los retos de forma cooperativa.
- Conecta con el currículo: muchas palabras del contenido académico tienen raíces que ayudan a comprender mejor conceptos (como fotosíntesis, revolución, democracia…).
- Crea un “Cuaderno etimológico de aula”: donde el alumnado vaya guardando las palabras exploradas, las inventadas y los retos superados con EtimoExplora.
- Integra con proyectos de gamificación o ABP: incluye logros, insignias y retos etimológicos como parte del sistema de recompensas.
¿Te animas a explorar?
De regalo, al abrigo de mi lectura del último libro de Neuman sobre la odisea de Moliner, comparto un texto reciente que he escrito acerca de los diccionarios. Espero, profe, que te inspire y aliente hambre de lectura, sed de vida.
Fui un niño de diccionario. Primero, ilustrado, temático, de esos cuadrados, que caben en una mano. Después, de los que no tienen dibujos, todo terreno, que llevaba a clase cada día junto al estuche y los cuadernos. Consultaba una palabra y otra más emergía, desconocida, para mi asombro. Cuanto más leía y observaba a mi alrededor, más palabras emergían para ser descubiertas. Era agotador. ¿Cuántas palabras contiene el mundo? ¿Todo lo conocido y existente cabe en un diccionario?
Cuando aprobé las oposiciones, me regalaron el María Moliner, los dos tomos austeros, de lomo negro y blanco. Los consulto menos de lo que debiera. Con la edad uno cree haber agotado las palabras que necesita para vivir, hasta que una más aparece, en una lectura, una conversación, y se acopla como un mecano al resto de las que aprendiste por el camino. Quien no lee y no vive, no tiene palabras con las que narrar lo leído y vivido. Vivir para contarla.
Ahora que lo pienso, las palabras han tenido en mi vida casi más importancia que las cosas tangibles. Me proporciona más placer narrar lo comido que comerlo. La ficción proporciona un gozo que trasciende la mera contemplación silenciosa. Resumiendo, hablo por los codos. La culpa no es mía, lo es del diccionario. Moliner es en parte responsable de mi incontinencia verbal, mi querencia por las palabras.
Neuman titula y precede su libro con una cita de la propia Moliner: “A veces escribo una palabra y me quedo mirándola hasta que empieza a brillar”. Quien ha leído y disfrutado con ello sabe bien lo que esconde esta frase. Hace falta tiempo, silencio, para que el sentido emerja de las palabras. A veces ni siquiera una vida entera es suficiente para que uno se entere de lo que quieren decir algunas. Pero cuando brillan, no hay alegría mayor.
Me viene ahora a la memoria aquella escena de la película El milagro de Ana Sullivan, cuando la niña descubre la relación entre la palabra agua y el agua que moja y refresca. Desde ese día descubre que nunca volverá a estar sola. El mundo se abre ante ella. Desconocer palabras es como habitar una cárcel invisible, reducir tu mundo a una caja desolada. Quizá por esto los docentes de Humanidades insistimos a los estudiantes que lean, no como una gimnasia pasiva, sino como una ampliación de su mirada, un deseo de descubrimiento, el placer de viajar más allá del espacio conocido. Volver sin prisas a Itaca.
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