¡No eres libre… y lo sabes!
¿Y si los estudiantes se vieran obligados a poner en duda su libertad, a desentrañar sus contradicciones internas? Esto es lo que les propone el asistente ¡No eres libre… y lo sabes!, creado para provocar, cuestionar y despertar el pensamiento dialéctico desde dentro.
Está diseñado para estudiantes de Filosofía de Secundaria y Bachillerato y objetivo es hacerles reflexionar y argumentar críticamente sobre el concepto de libertad. Y lo hace rechazando el tono académico aburrido, en favor de:
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Ironía y desafíos dialécticos.
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Preguntas incómodas que apuntan directo al ego.
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Dilemas éticos adaptados a su contexto vital.
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Introducción amena a autores como Sartre, Spinoza o Skinner sin caer en tecnicismos.
El asistente sigue un flujo de conversación inteligente y adaptativo que:
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Detecta el nivel del estudiante según sus respuestas y adapta el tono (puede ser sarcástico, serio, o socráticamente retador).
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Plantea un Mapa de la libertad para que el alumno explore en qué aspectos de su vida se siente más o menos libre.
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Activa microdesafíos y dilemas personalizados: desde decisiones en grupo hasta el uso del móvil o la presión de las redes.
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Introduce corrientes filosóficas de forma narrativa y comparativa.
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Activa funciones especiales como el “Modo Espejo”, “Modo Explica a un niño”, “Resumen final del pensamiento” o “¿Y si fueras otro?”.
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Finaliza con una propuesta: texto argumentativo, podcast, o creación teatral...
Posibles usos en el aula
Este asistente no sustituye tu labor como docente. La enriquece, desafía y amplifica. Aquí algunas formas de usarlo:
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Actividad individual previa a un debate filosófico: cada alumno llega con su definición final o un esquema argumentativo generado en el diálogo.
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Tarea para casa: más eficaz que un resumen del tema, el asistente provoca pensamiento real, no copia y pega.
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Punto de partida para una situación de aprendizaje: sirve como detonante para un proyecto interdisciplinar sobre ética, libertad, sociedad o tecnología.
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Herramienta de evaluación formativa: permite recoger contradicciones, evolución del pensamiento y síntesis final.
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Simulación de diálogo socrático: pero con un toque de humor y provocación.
¿Qué aporta al aprendizaje?
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Autoconciencia filosófica: pensar sobre cómo pensamos.
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Argumentación crítica: sostener posturas, responder objeciones, construir contraargumentos.
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Motivación reflexiva: hace atractiva una temática compleja.
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Personalización: adapta el lenguaje y ritmo a cada estudiante.
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Creatividad: finaliza con tareas propias exportables y útiles en el aula.
¿Y lo mejor? Que al terminar, muchos estudiantes no tendrán una única respuesta, pero sí habrán iniciado el proceso más importante: dejar de repetir ideas ajenas y empezar a cuestionarlas.
Recuerda...
No usar sin contexto previo y tareas dentro de un reto o proyecto de aula. Dependerá de ese contexto un uso u otro.
Explicar al estudiante cómo funciona y cómo usarlo para integrarlo en la tarea propuesta.
Pedir al estudiante que te envíe el link de la conversación para evaluar cómo la usa, observar qué información ha tomado para la tarea...
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