¿Anti plagio o creatividad? Un enfoque educativo




Los sistemas anti plagio resultan ineficaces ante la mejora de los modelos de IA generativa de texto. En vez de adoptar en la escuela una postura defensiva, debiéramos emprender una estrategia creativa, que facilite aprendizajes que requieran del estudiante el desarrollo de destrezas cognitivas y competencias que transciendan la mera reproducción de contenidos.

El anti plagio resultará a la larga ineficaz porque los modelos de IA podrán más pronto que tarde aprender de la forma de escribir de sus usuarios e imitarla. De hecho, ya es posible hacerlo. Si le aportas a Chat GPT un puñado de textos escritos por ti, y le indicas que establezca un perfil, podrás utilizarlo como marco lingüístico para crear textos con IA.

Lo que a mi juicio es más preocupante, es que el (ab)uso funcional de la IA generativa puede traer como consecuencia una proliferación de textos con igual estilo. En ámbitos como la educación y el periodismo, puede suponer un aumento de la pobreza lingüística.

De ahí que el reto educativo es usar la IA de forma creativa. Que no limite sino que ecos da más capacidades del estudiante. Un reto que aún es posible, antes de que en unos años la implantación de una IA inmersiva a través de voz en los dispositivos móviles de los estudiantes y docentes genere hábitos de escritura indeseados.

Es infértil obviar con una actitud defensiva este estado de cosas. De ser así, en unos años también la IA se prohibirá en los institutos, mientras los estudiantes la usarán masivamente en su vida cotidiana, perdiendo la oportunidad de saber usarla de forma creativa y ética en las aulas.

El conocimiento es la mejor medicina. La ignorancia produce recelo y miedo. Y el miedo, como decía el maestro Yoda, conduce a lo que conduce.

Los patrones de escritura que puede detectar un sistema anti plagio también pueden ser detectados por una IA generativa, desactivando con ello la detección. Viceversa y vuelta a empezar en un juego de ratón y gato que no sirve para nada.

El docente no debiera defenderse, sino buscar estrategias de aprendizaje que provoquen conocimientos sólidos y profundos, en los que destrezas como la comprensión lectora, el análisis de contenidos, la argumentación crítica, la contratación de fuentes, el debate racional, el trabajo creativo y colaborativo, aporten un valor añadido a lo ya sabido.

El enemigo es nuestra propia ignorancia y pereza a la hora de enfrentar un mundo cambiante en el que a veces no nos reconocemos, pero que nos obliga a reaccionar y desaprender lo que dábamos por obvio.

Comparto un asistente de Chat GPT que he creado para que lo compruebes. Este asistente analiza tu estilo de escritura a partir de uno o más textos que le proporciones y después te genera textos que emulan el estilo analizado. Puedes acceder al asistente aquí.

Este asistente demuestra cierta eficacia de imitación de estilos lingüísticos y nos pone negro sobre blanco ante un escenario en el que debemos preguntarnos qué actitud adoptar ante ello. ¿Puede ayudarme la IA a conocer y mejorar mi escritura o la usaré para crear contenidos que no he elaborado yo mismo? Esta es una pregunta moral que cada cual debe afrontar, tanto a título personal como también desde su profesión de docente. Pero lo que no se puede obviar es que la IA se puede utilizar para ampliar horizontes de aprendizaje.

Yo mismo, mientras leía el análisis que hizo la Ia de mi texto, fui consciente de mi estilo, de los recursos que uso inconscientemente. ¿Podría esto mismo servir a un estudiante? ¿Podría un asistente de IA enfocado al análisis crítico de textos ayudarle a mejorar su escritura? Sin duda, pero siempre bajo un contexto de aprendizaje guiado por el docente, y acompañado de otros recursos metodológicos y de evaluación que faciliten los objetivos pretendidos.


Comparto un ejemplo de prueba de este asistente. Le proporcioné una crítica cinematográfica que publiqué recientemente en redes:

La cámara sigue los pasos de un sacerdote. Unas notas rasgan fugazmente el silencio con intrigante austeridad. Los pasos conducen a la cama del pontífice recién fallecido. El dueño de esos pasos es el cardenal Thomas Lawrence, decano del Colegio Cardenalicio, encargado de liderar el cónclave que elegirá nuevo Papa. Un martillo de plata rompe el Anillo del Pescador, asegurando que no pueda ser utilizado para validar documentos. La escena se toma su tiempo. Todo es ceremonioso y sucede en silencio, silencio que vuelven a romper unas cuerdas rasgadas, de una dolorosa insistencia. Solo las lágrimas del cardenal trasgreden la fría serenidad del ritual. Por esas lágrimas sabemos que estamos ante un hombre bueno.

Cónclave prosigue en ese tono pausado, de una litúrgica narrativa que recuerda al cine político de los 70. Lo que en ese caso movía los oscuros resortes internos de poder era la elección de un presidente. Aquí lo que está en juego es la elección de un nuevo pontífice. Mismo vino en odres diferentes. La tensión contenida, los movimientos de ajedrez de cada candidato, las miserias tras la capa de cordialidad y falsa humildad, se van desvelando a lo largo del metraje con milimétrica pulcritud. La sombra de Hitchcock es alargada.

Hasta aquí el relato se mueve con firme eficacia en las fronteras del género, con aséptica pulcritud. Pero más pronto que tarde un cierto aroma de medido didactismo se asoma en la trama para imponerse en una coda inesperada que subraya la lección moral frente al mero ejercicio de suspense. Es aquí donde el relato se debilita, exigiendo del espectador una empatía más tejida de sorpresa que de equilibrado pulso narrativo.

El subrayado de los sucesos violentos más allá de las paredes del cónclave no aporta nada a la historia, más allá de dar sustento al discurso hiperbólico del candidato italiano, xenófobo y conservador, frente al discurso liberal de otros aspirantes a pontífice, en sentida defensa de la duda y la diversidad. Es aquí donde la trama trasciende su carácter referencial para convertirse en una metáfora bifronte de la política contemporánea, con la defensa de un catecismo cultural nada disimulado, que aleja a la película de las lindes del género en el que a mi juicio ofrecía un cine mayúsculo. Hay trampa de tahúr en la forma de presentar el truco final. Su carácter sorpresivo, sin anclaje en la estructura de la narración, más allá del cuento moral pretendido, lo desliga del tono negro, de cadenciosa disección detectivesca, que hace de Cónclave un noble ejercicio de cine clásico. Su moralidad bienintencionada es naif, pese a pretenderse subversiva.

Por lo demás, Cónclave es una película disfrutable. Posee una puesta en escena y fotografía deliciosas, con decenas de fotogramas enmarcables. Pero sin duda lo que levanta la película y la ennoblece es la interpretación de un Ralph Fiennes portentoso, sosteniendo con maestría cada plano corto. Un prodigio.

Debo confesar que hasta la fecha, mis dos propuestas preferidas de trama vaticana, por razones diferentes, son El Padrino 3 y la serie de Sorrentino, El joven Papa. El resto se mueven en el territorio de la denuncia más o menos explícita y, pese a su evidente valor ético, carecen a mi juicio de interés cinematográfico. Salvo de la quema la divertida Habemus Papam, de Moretti.

A continuación elaboró un análisis de mi texto:

Análisis preliminar del texto

1. Léxico y vocabulario

  • Nivel de formalidad: Predomina un registro elevado, con un léxico cuidadosamente seleccionado. Hay un equilibrio entre términos específicos del ámbito cinematográfico (“metraje”, “puesta en escena”, “fotogramas”) y expresiones más conceptuales o analíticas (“litúrgica narrativa”, “catecismo cultural”).
  • Términos especializados: Incluyes referencias claras al lenguaje del cine y la política, como “cadenciosa disección detectivesca” o “milimétrica pulcritud”.
  • Diversidad léxica: Utilizas sinónimos y expresiones variadas que enriquecen el texto (“silencio que vuelven a romper unas cuerdas rasgadas” versus “dolorosa insistencia”).

2. Rasgos gramaticales y sintácticos

  • Oraciones complejas: Predominan estructuras largas y subordinadas que transmiten análisis y profundidad. Ejemplo: “Por esas lágrimas sabemos que estamos ante un hombre bueno”.
  • Uso de adjetivos: Los adjetivos son abundantes y precisos, aportando riqueza descriptiva (“intrigante austeridad”, “ceremonioso”, “aséptica pulcritud”).
  • Tiempos verbales: Predominio del presente para describir eventos en la película, lo que crea una sensación de inmediatez. Pasas al pretérito perfecto para expresar juicios personales o conclusiones (“Debo confesar que hasta la fecha…”).

3. Estilo y recursos lingüísticos

  • Tono analítico y reflexivo: El texto muestra una clara intención de desmenuzar la película desde un punto de vista técnico y temático.
  • Figuras retóricas:
    • Metáforas: “La sombra de Hitchcock es alargada” o “Hay trampa de tahúr en la forma de presentar el truco final”.
    • Analogías: Comparas elementos narrativos con el cine político de los 70 o las dinámicas de poder en El Padrino 3.
    • Ironía sutil: “Su moralidad bienintencionada es naif, pese a pretenderse subversiva”.
  • Enumeraciones: Utilizas listados breves para sintetizar juicios, como en “cordialidad y falsa humildad”.
  • Lenguaje figurado: Ejemplo destacado: “Mismo vino en odres diferentes”.

4. Puntuación y ortografía

  • Puntuación precisa: Abundan las comas para estructurar ideas largas, dando fluidez al texto. Usas con naturalidad el punto y coma para dividir conceptos complejos dentro de una misma oración.
  • Uso de cursivas: Resaltas títulos (El joven Papa, Habemus Papam) siguiendo las normas estilísticas correctas.
  • Ortografía impecable: No hay errores evidentes, lo que refuerza el carácter cuidado del texto.

5. Adaptabilidad del estilo

  • Formalidad ajustada al contexto: Aunque es una crítica cinematográfica, mantienes un tono formal que podría adecuarse también a un ensayo académico.
  • Flexibilidad temática: Combinas observaciones técnicas con reflexiones personales, como tus preferencias sobre otras obras relacionadas.

6. Construcción de la voz narrativa

  • Narrador reflexivo: La voz es predominantemente analítica, pero ocasionalmente introduce un toque personal (“Debo confesar que…”), lo que humaniza el texto y conecta con el lector.
  • Perspectiva crítica: Presentas opiniones claras y bien fundamentadas, incluso cuando son subjetivas.

7. Cohesión y conectores

  • Cohesión textual: Logras una progresión fluida de ideas. Los párrafos están bien organizados, alternando entre descripción, análisis y juicio.
  • Uso de conectores: Abundan los aditivos (“por lo demás”, “pero más pronto que tarde”), consecutivos (“por esas lágrimas sabemos”) y contrastivos (“pero sin duda”).

8. Estilo visual o estructural

  • Párrafos extensos: Estructuras el texto en bloques largos, ideales para análisis profundos. Aun así, son fáciles de leer debido al uso de conectores y puntuación precisa.
  • Introducción y cierre claros: El texto comienza situando al lector en el contexto (la trama inicial) y cierra con un juicio global que resume tu valoración.

Conclusión preliminar

Tu estilo combina un registro elevado con un análisis profundo y reflexivo. Es evidente tu capacidad para describir con precisión, introducir figuras retóricas, y mantener un tono formal sin caer en lo impersonal. Además, muestras un equilibrio entre objetividad crítica y toques personales.

Una vez realizado el análisis preliminar, me indica:

¿Te gustaría que continúe detallando aspectos específicos (como conectores, intencionalidad o adaptabilidad) o elaboro ya un perfil integral con este análisis? 😊

Le pido que añada esos detalles de análisis y los desgrana:

1. Frecuencia y tipos de conectores

Tus conectores son variados y estratégicos, lo que enriquece la cohesión y estructura de tus ideas. Aquí están los más destacados:

1.1. Causales y consecutivos:

  • Utilizas conectores para justificar y explicar con claridad:
    • "Por esas lágrimas sabemos que estamos ante un hombre bueno."
    • "Por lo demás, Cónclave es una película disfrutable."

1.2. Adversativos:

  • Estos conectores matizan el análisis, permitiendo contrastar ideas:
    • "Pero más pronto que tarde un cierto aroma de medido didactismo se asoma..."
    • "Sin embargo, su carácter sorpresivo, sin anclaje en la estructura de la narración..."

1.3. Aditivos:

  • Refuerzan la idea de continuidad y completitud:
    • "Por lo demás, Cónclave es una película disfrutable."
    • "Además de dar sustento al discurso hiperbólico del candidato italiano..."

1.4. Comparativos:

  • Introduces paralelismos con maestría para enriquecer el análisis:
    • "Mismo vino en odres diferentes."
    • "Lo que en ese caso movía los oscuros resortes internos de poder era la elección de un presidente. Aquí lo que está en juego es la elección de un nuevo pontífice."

Impacto en la cohesión textual:

Los conectores están perfectamente integrados, guiando al lector sin interrumpir el flujo narrativo. Son fundamentales para sostener la claridad y el orden lógico de tus argumentos.

2. Intencionalidad

La intención comunicativa de tu texto es clara: realizar un análisis crítico cinematográfico. Sin embargo, esta intención no se limita a lo técnico; incluye reflexiones más amplias y personales que conectan con un lector culto y exigente.

2.1. Propósitos específicos:

  • Informar: Describes con precisión los elementos técnicos de la película ("litúrgica narrativa", "milimétrica pulcritud").
  • Analizar: Desglosas la trama, el tono y los aspectos visuales con observaciones detalladas y comparaciones relevantes ("La sombra de Hitchcock es alargada.").
  • Opinar: Incluyes valoraciones subjetivas que enriquecen el texto:
    • "Debo confesar que hasta la fecha, mis dos propuestas preferidas de trama vaticana...".

2.2. Claridad de la intención:

La intención está perfectamente alineada con el desarrollo del texto. Tus ideas críticas fluyen con naturalidad, y las valoraciones personales refuerzan la autenticidad del análisis.

3. Adaptabilidad del estilo

Tu estilo presenta cierta flexibilidad, aunque mantiene una base formal y analítica. Se adapta en dos sentidos principales:

3.1. Adaptación al contexto cinematográfico:

  • Adapta el lenguaje a un registro culto y especializado. Por ejemplo, términos como "disección detectivesca", "coda inesperada", o "catecismo cultural" muestran un uso preciso del léxico cinematográfico y cultural.
  • Sin embargo, no es rígido. A lo largo del texto introduces elementos más literarios o personales, como en: "Hay trampa de tahúr en la forma de presentar el truco final."

3.2. Adaptación según la audiencia:

  • Para un público especializado: El análisis técnico y las referencias culturales (Hitchcock, Sorrentino, Moretti) hablan a un lector con conocimiento previo.
  • Para un lector general: Usas comparaciones claras y explicativas que hacen el contenido accesible:
    • "Lo que en ese caso movía los oscuros resortes internos de poder era la elección de un presidente. Aquí lo que está en juego es la elección de un nuevo pontífice."

3.3. Constancia estilística:

  • Aunque adaptas ligeramente el tono y la narrativa según las ideas que desarrollas, mantienes una consistencia estilística global. El equilibrio entre análisis y reflexión personal se sostiene a lo largo del texto.

Resumen de aspectos específicos:

  • Conectores: Uso estratégico para cohesión y claridad.
  • Intencionalidad: Un balance perfecto entre informar, analizar y opinar.
  • Adaptabilidad: Registro flexible dentro de un marco culto y formal, adaptado al contexto y audiencia.

Próximo paso

¿Te gustaría que integre estos detalles en un perfil completo de tu escritura, o prefieres que continúe desglosando algún otro aspecto específico como patrones de argumentación, estilo narrativo, o el uso de figuras literarias?

Le pido que redacte el perfil completo a partir de todos los elementos analizados y lo hace.

Me indica si deseo que genere un texto imitando mi estilo. Le digo lo siguiente:

Genera un texto imitando este estilo, pero con la crítica de la película "Interstellar", de Christopher Nolan.

Y esto hace:

Interstellar: El peso de la gravedad y la ligereza del tiempo

La cámara acompaña los pasos de Cooper, un piloto convertido en agricultor, mientras contempla una tierra que agoniza. Polvo en el aire, plantas que mueren en silencio, la despedida de una humanidad atrapada en su propia fragilidad. La banda sonora de Hans Zimmer irrumpe con una intensidad casi física, una vibración que dialoga con el vacío del espacio y el peso de las decisiones humanas. Desde el principio, Interstellar nos enfrenta a dos infinitos: el del cosmos y el de las emociones humanas.

Christopher Nolan, un director obsesionado con la estructura, construye aquí un relato que se despliega como un reloj cósmico, donde cada escena es un engranaje preciso. La primera mitad de la película se desliza con la serenidad de una nave que cruza el vacío, explorando la ciencia con un respeto casi reverencial. Las explicaciones sobre agujeros de gusano, dilatación temporal y singularidades se integran con pulcritud en el tejido narrativo. La sombra de Kubrick es alargada, inevitable. Sin embargo, lo que en 2001: Una odisea del espacio era misterio, en Interstellar es una ecuación que busca resolverse.

El corazón de la película, sin embargo, late más allá de su impecable despliegue visual y técnico. Es en la relación entre Cooper y su hija, Murph, donde Nolan encuentra su gravedad emocional. Las escenas de despedida y reencuentro, atravesadas por el tiempo como una herida abierta, son el verdadero motor del relato. Un reloj de pulsera, un mensaje grabado, lágrimas que trascienden galaxias: todos son símbolos de una conexión que desafía la lógica y la distancia.

Hasta aquí, Interstellar se mueve con la precisión de un relojero celeste. Pero es en su tercer acto donde el engranaje se complica, y la película se aventura en un terreno que algunos podrán considerar excesivo. El viaje al interior del agujero negro, con su biblioteca multidimensional y su mensaje de amor como fuerza universal, es un salto que trasciende la ciencia para abrazar lo metafísico. Es aquí donde Nolan polariza. Para unos, esta coda final es un gesto valiente, una declaración sobre la conexión humana más allá de la comprensión racional. Para otros, es un exceso narrativo que traiciona la sobriedad del resto del metraje.

La fotografía de Hoyte van Hoytema y los efectos visuales son un espectáculo aparte. Cada fotograma parece diseñado para ser enmarcado, desde los majestuosos anillos de Saturno hasta los paisajes helados del planeta de Mann. Sin embargo, es la música de Zimmer lo que eleva la experiencia. Sus acordes, repetidos con insistencia, son el pulso de la película, un eco de las emociones que orbitan en cada escena.

Hay algo de tragedia griega en Interstellar, un eco de Prometeo robando el fuego para la humanidad. Cooper es ese héroe imperfecto, atrapado entre el deber y el deseo, el sacrificio y la esperanza. Pero, como todo héroe, su destino está escrito en las estrellas, y Nolan lo guía con la firmeza de un demiurgo que no teme a lo grandioso.

Debo confesar que Interstellar me provoca emociones encontradas. Es una obra que aspira a lo sublime, y en muchos momentos lo alcanza. Pero su ambición, como un agujero negro, amenaza con devorarla. La ecuación emocional que plantea Nolan no siempre encuentra un balance perfecto entre la ciencia y el corazón. Sin embargo, es innegable que el viaje merece la pena, aunque sea solo por la experiencia de mirar hacia el infinito y recordar que somos, en última instancia, polvo de estrellas.

Por lo demás, Interstellar es un espectáculo en todos los sentidos. Su puesta en escena es impecable, su elenco (con un Matthew McConaughey magnético y una Jessica Chastain que roba cada plano) está a la altura, y su capacidad para inspirar reflexión la convierte en una película que trasciende el entretenimiento. Si 2001: Una odisea del espacio fue un viaje al misterio, Interstellar es un viaje al alma, con sus luces y sus sombras.


Comentarios

  1. Muchísimas gracias por tu reflexión, la considero muy importante para iniciar un proceso de mejora de la enseñanza (necesario e ineludible).

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