El triunfo de la oralidad en tiempos de la IA
Ya antes de la irrupción de la IA, la oralidad estaba en alza. La IA ha acelerado esta tendencia. Los estudiantes (también los adultos) pasaron de escribir en Whatsapp a mandar mensajes de audio y vídeo. Hoy, apenas escriben en sus móviles. Hablar es su forma de comunicación habitual. Esto no se refleja tan solo en el uso de la tecnología, afecta a entornos cotidianos y educativos. Prefieren un contenido en audio que escrito, cada vez más estudiantes dicen estudiar con música y auriculares. Se comunican más a través de audios digitales que hablando cara a cara. Esta noticia es en parte reflejo de esta tendencia.
Cuando la IA se integre en todo el móvil, y lo haga a través de indicaciones orales, sin necesidad de usar el dedo, es inevitable que la tendencia a la oralidad sea aún más patente en su vida cotidiana y educativa. La escuela, sin embargo, pese a sus esfuerzos por adaptar e innovar, está aún muy centrada en el texto escrito como fuente de conocimiento. En contraposición con un ecosistema natural de aprendizaje que subraya lo audiovisual como medio hegemónico de acceso a la cultura, el ocio y la comunicación.
Es inevitable la integración de estrategias de enseñanza que tengan en cuenta el entorno multimodal en el que de forma instantánea se comunican y aprenden fuera del aula nuestros estudiantes. El texto debe dialogar con la voz, la imagen y ambas en movimiento, provocando nuevos conocimientos y activando destrezas cognitivas.
Cuando en unos años la tecnología se integre en la vida cotidiana de nuestros estudiantes, permitiéndole acceder con facilidad a contenidos y acciones incluso complejas, sin necesidad de escribir, será quizá demasiado tarde para lamentarse o culpar a la tecnología de las carencias competenciales. Debemos reflexionar y actuar ahora desde el conocimiento, la aplicación y evaluación de nuevas estrategias de enseñanza que convienen estos medios con objetivos humanísticos y académicos sólidos y éticos. Obviar es una actitud que conduce a nuevos y estériles prohibicionismos, que denotan nuestra debilidad de enfrentar los retos del futuro inmediato.
Sin embargo, hablamos una oralidad mediada por la tecnología. Las destrezas orales de proximidad, cara a cara, cada vez son menores. Saber hablar por WhatsApp no habilita para saber debatir con argumentos. Lo veo a diario en clase. Por eso, es un reto que requiere combinar las debilidades comunicativas de la tecnología con la fortaleza del conocimiento y las destrezas cognitivas.
Humanismo + tecnología. Vulnerable equilibrio.
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